martes, 8 de enero de 2013

LA MÁQUINA DEL BINOMIO


¿Os imagináis que existiera una máquina a la que metiéndole dos palabras muy diferentes, nos entregara una historia divertida, creativa...? Pues bien, esa máquina existe. Es vuestra imaginación y está dentro de vuestra cabeza. Nosotros estamos seguros de que va a funcionar vuestra máquina porque ya nos lo dijo hace tiempo un escritor famoso que se llamó Gianni Rodari. También nos dijo que este proceso se llamaba BINOMIO FANTÁSTICO. Vamos a probarlo. Elegid entre las parejas de palabras que hay más abajo y metedlas en la máquina de vuestra imaginación. ¡Buen trabajo!

micrófono - armario

altavoz - gafas

letra - voladora

anillo - perezoso

libro - sacacorchos

14 comentarios:

NURIA dijo...

El Anillo de la Transformación
Había una vez una perezosa que estaba en un zoo. La perezosa era vaga, cariñosa y fea. Tenía las manos suaves y peluditas, los pies duros y la nariz un poco rojiza. Un día, una bruja llamada Ana decidió visitarla y, cuando se iba, su anillo rodó hasta el hábitat del sueño (que era donde Lazy, la perezosa, vivía con sus dos amigos ). Lazy se lo puso y de repente se le empezó a caer el pelo, su roja nariz empequeñeció....Se convirtió en una hermosa mujer:
Oh no. ¿Qué me ha pasado?
Te has puesto el anillo de la transformación.
Y.... ¿Cómo me deshago de él?
Tienes que ir a la montaña del destino y tirarlo al volcán.
¡Hum... No puedo sacármelo!
Pues ve a la casa de la bruja y pídele que te lo quite.

Después emprendió su viaje. El problema es que no sabía dónde vivía la bruja y llegó a un parque. Unos segundos después, el viento trajo una tarjeta de color marfil que en letra fluorescente ponía:
ANA LA BRUJA LE RESOLVERÁ TODOS
SUS PROBLEMAS.
Bien -pensó-, así podré encontrarla. La calle “El rubí” era una calle que en las paredes tenía grafitis y una pinta que daba miedo. Como no contestaba, decidió entrar:
¿Hola? ¿Hay alguien?
Hola joven. Oh, qué guapa eres.
Por fuera, pero no por dentro.
¿Qué quieres decir?
Soy una perezosa y me gustaría que me devolviese al zoo.
Vale, está bien, pero devuélveme mi anillo.
Sí, por supuesto.

Lo devolvió y la perezosa estuvo muy feliz.
Nuria - 6º B

LORENA dijo...

UNA HISTORIA FELIZ

Èrase una vez una letra llamada Diguamí. Era una letra lista, aventurera...¿Su carácter? Depende, si no la enfadabas, era una angelito, pero en cambio, si la enfadabas, era una demonio. Llevaba un vestido de lunares y unos tacones rojo pasión, igual que sus labios. Llevaba unas gafas super fashion, e iba siempre a la moda. Un día, salió con sus amigas de compras. Caminando por aquellas calles vacías, llegaron a una tienda que había en la ciudad famosísima, ''Galimiqui Guarisín ''. En esa tienda, había un Walisín, (un ser con alas blancas azuladas con una diminuta cabecita, y con un cielo reflejado en sus ojos). Diguamí lo miró fijamente, mientras sus amigas miraban la ropa. Walisí se acercó a ella:
-¿Necesitas ayuda?
-Sí, por favor, busco un conjunto atrevido y bonito.
-Sí, sígame por favor.
Le mostró un vestido color rojo pasión, a juego con un cinturón plateado y unos tacones. Se lo probó, y viendo que le quedaba bien, se lo llevó. Cuando iba de camino a casa, se acordó de que sus amigas estaban en la tienda todavía, las llamó, y les pidió disculpas. Al día siguiente, volvió a la tienda, y fué con la excusa de comprarse unos pendientes, para poder ver de nuevo a Walisí. Él, le pidió sus datos con la excusa de hacerle una tarjeta de la tienda para poder enviarle un carta. Días más tarde, volvía de la casa de su amiga y llegando a su casa, abrió el buzón, y encontró la carta de Walisí, decía:
“Querida Diguamí, quería decirte que me gustaría salir contigo para conocernos un poco mejor. Atentamente, Walisí.”
Diguamí, ilusionada, respondió:
“Me encantaría salir contigo, nos veremos esta tarde a las 8 en el centro comercial. Atentamente Diguamí.”
A continuación, se puso su vestido rojo a juego con sus pendientes, su cinturón, y sus tacones. Se maquilló y peinó muy guapa, y finalmente, se dirijió al centro comercial. Al llegar Diguamí al centro comercial, Walisí estaba allí esperándola, e impresionado dijo:
-¡Vaya, estás preciosa!
-Gracias, tu también estás muy guapo.
-Bien, vámonos.
Fueron camino al restaurante que había reservado él. Allí comieron, hablaron y rieron durante toda la noche, y así se conocieron mucho mejor. Era tarde, de modo que decidieron irse cada uno a su casa y verse de nuevo otro día. Así estuvieron varios años, hasta que Walisí, decidió pedirle la mano a Diguamí. Se recorrió toda la ciudad volando, ya que tenía alas, hasta que llegó a la famosa joyería, ''Diamantín''. En el escaparate vió un anillo de oro blanco precioso que le encantó, y decidió que sería perfecto para Diguamí. Organizó una cena romántica en la tienda donde se conocieron por primera vez. Estaba todo decorado con velas y muchas luces. Recogió a Diguamí. Cuando llegaron, se sentaron en la mesa y comenzaron a cenar. Una vez que terminaron, Walisí pensó que sería el momento oportuno y perfecto para pedirle la mano a Diguamí.
-Querida, quería decirte que te quiero, y...¿quieres casarte conmigo?
-Mmm, me lo tendré que pensar...
A él, se le cambió la cara y se puso muy triste. Cuando de repente Diguamí dijo:
-¡Que no, que es broma! ¡Claro que quiero casarme contigo!
Estuvieron varios días preparando la boda, cuando al fín, llegó el día. Ella iba vestida con un vestido blanco como la nieve y con los labios pintados rojos como las rosas. Llevaba un moño trenzado, recogido con una pequeña corona. En cambio, él, llevaba un traje negro como el carbón, y una flor roja metida en el bolsillo de la chaqueta.
Todos estaban esperando a la bella Diguamí, cuando al fin, llegó.
El cura, dijo:
-Os amareis y respetareis hasta que la muerte os separe.
Y los dos, se besaron, y comenzaron su viaje de luna de miel. Walisí, cogió en brazos a Diguamí, y juntos, volaron a tierras lejanas, y fueron felices y comieron perdices.
Lorena - 6º B

JAVIER FRANCISCO dijo...

La letra voladora
Hace muuucho tiempo...
Había una letra tan, pero tan rara que nadie la conocía.Esta letra era la (bleü). La estaba al lado de la “B”, la letra era una especie de “S” al revés con las “extremidades” más largas y con la parte de abajo plana. Ella veía que todas sus compañeras salían cada dos por tres por la boca de la gente.Un día la , verde de envidia de arriba a abajo, se subío a la letra mayúscula más grande que encontró y se tiró. Justo cuando estaba a punto de acabar con su desdicha, noto... ¡que no tocaba el suelo! Extrañada, miró hacia arriba por si alguien la estaba sujetando. Al verse, muy sorprendida, vió que...
¡TENÍA ALAS!
Estaba tan feliz por tener alas que no había notado que por la única razón que las tenía era porque la estaban nombrando. Sus nuevas alas eran blancas como la nieve y ligeras como una pluma, pero algo que también le extrañó era que no las podía controlar. Subiendo ligeramente, la nube, es decir, la letra, ascendía hasta llegar a lo más profundo del ancho y azulado cielo. En todo esto, pensando (que todavía no sabía que tenía alas por que la estaban nombrando) en por qué las tendría, ya había salido del abecedario y estaba siendo citada, y en el momento en el que se dio cuenta se puso tan feliz. Después de ese día estuvo feliz for ever y, aunque solo la nombraban una o dos veces al año, cuando la gente se equivocaba, a ella no le importaba porque, como ya estaba acostumbrada, con eso ella se conformaba.
Javier Francisco - 6º B

ESTRELLA dijo...

La Ñ Voladora

Érase una vez una letra de la que todas las demás letras se reían, esa letra era la Ñ.
Un día, su mejor y única amiga, la letra Z, de la que también se reían, le contó a la Ñ que existía una brujita buena, que tenía una pequeña choza en lo alto de una colina. Ese mismo día fue a verla. Al llamar a la puerta de la choza, le abrió una viejecita muy arrugada, bajita y aproximadamente de unos 250 años, que la hizo pasar y le dijo:
- Ven y siéntate.

Era una casita muy acogedora y bonita. La brujita le preguntó cuál era su problema, y la pobre Ñ le contó que las demás letras se reían de ella y de su mejor y única amiga, porque llevaban un palito. La bruja le contestó:
- Os ayudaré a las dos, pero en el momento en el que no lo uséis como debéis, el hechizo desaparecerá.
¿Y qué nos vas a proporcionar?-Pregunto Ñ muy confusa.
Os daré unas alas, para que os envidien las demás – Respondió la bruja.
Entonces la bruja recitó una serie de conjuros. A los pocos minutos les empezaron a brotar unas alas de sus espaldas. Pronto Ñ se había convertido en una Ñ voladora, y mientras, su amiga Z en el parque no se lo podía creer. Cuando Ñ salio de la cabaña y apenas había volado unos metros, se encontró con Z, y decidieron fastidiar a las demás, así lo hicieron todas las tardes, hasta que un día se pasaron, hacían cosas como pegarles y salir corriendo.
Un buen otoño, las alas desaparecieron, entonces decidieron ir a ver a la bruja, pero a mitad de camino Z se paró en seco:
Creo que nos hemos portado muy mal con ellas- dijo Z muy triste.
Su amiga Ñ asintió y le dio la razón. Dieron media vuelta pero, cuando llegaron al sitio donde estaban las demás, las vieron temblando como gelatina, y no se calmaron hasta que dijeron a coro Ñ y Z:
No venimos a haceros daño, venimos a disculparnos.
Creemos que nos hemos pasado- dijo Z. Las demás letras no se lo podían creer, y se quedaron como palos cuando preguntaron si podían unirse al grupo. Las otras letras dijeron que sí, pero que con una condición, que no les volverían a pegar y así lo prometieron.
Desde entonces todas las letras son muy amigas.

Alfonso 6ºA dijo...

Érase una vez en un país fantástico donde había una letra que se había escapado de un libro. También en ese país había una gallina voladora que también se había escapado de su corral. Esa gallina era buena pero se escapó porque la iban a matar.

Un día la letra salió de su cueva a dar un paseo y se encontró a la gallina voladora, la letra salió corriendo porque creía que la iba a comer pera la gallina voladora la llamó y la letra se dio la vuelta. La gallina le dijo:
- ¿ Por qué te escapas de mi?
La letra contestó:
- Porque creía que me ibas a comer.
La gallina voladora dijo:
- Sólo quiero ser tu amigo
- ¿ Quieres ser mi amigo? - preguntó la letra.
La gallina contestó:
- Si. ¿ Tú quieres ser mi amigo?
- Si. - contestó la letra.
- Adiós.- dijo la gallina.
- Adiós.- dijo la letra.
Unos cuantos días después la letra volvió a salir a pasear esta vez se la encontró un águila. Esta vez iba a por ella y de repente llegó la gallina voladora. La gallina voladora dijo:
- Si quieres comerte a la letra me tienes que derrotar a mi primero.
La águila dijo:
- Vale.
Cuando estaban peleando la águila le hizo un hechizo a la gallina voladora y se llevó a la letra, mientras la gallina voladora seguía con el hechizo. Después de un rato un mago llegó y le quitó el hechizo a la gallina voladora.
La gallina voladora dijo:
- Gracias.
El mago contestó:
- De nada.
La gallina voladora dijo:
- Venga, vamos a salvar a la letra.
El mago contestó:
- Si venga vamos.
El mago y la gallina voladora se fueron a la búsqueda de la letra. Después de un rato encontraron al águila.
El mago dijo:
- Éste es tu fin águila.
La águila contestó:
- Ja,ja éste será el tuyo.
El mago le hizo un hechizo. La letra y la gallina voladora se fueron, le dieron las gracias al mago . La letra y la gallina voladora se hicieron grandes amigos y nunca mas se separaron.

IRENE dijo...

LAS GAFAS EMPAÑADAS

Esto eran unas gafas que se dormían cada vez que escuchaban música del altavoz de su dueño. Las gafas eran amarillas con patillas gordas y fuertes. El problema no era éste, sino que como se dormían al escuchar canciones, se empañaban y no dejaban ver nada. Encima, al dueño le encantaba la música y no paraba de escucharla una y otra vez. El dueño decía a menudo:
-Estoy harto de estas gafas, me voy a comprar otras y así se acabará el problema.
Las gafas que no eran muy listas, por fin se dieron cuenta de que las iban a tirar. Por la noche le pidió al altavoz que si podía bajar el volumen, para que no se escuchara tanto y así no se durmiese. El altavoz no contestó. Pasó el rato y seguía sin contestar.
--¿Me vas a ayudar o no? -Preguntó las gafas.
-No. -Dijo por fin el altavoz
-¿No, por qué?-
-Porque me encanta que la gente me escuche. -Dijo el altavoz.
-Pero es que si me duermo me van a tirar a la basura.
-Me da igual, he dicho no y es que no.
-Pero...
El altavoz se durmió.
Al día siguiente, el dueño seguía escuchando canciones. Las gafas estaban desesperadas porque tenía aún más sueño que otras veces, por no haber dormido la noche anterior. Las miradas de las gafas y el altavoz eran amenazadoras. De repente, las gafas escucharon un ruido en la mesa del escritorio. Alguien le llamaba, era el flexo.
Cuando el dueño se quitó las gafas y las puso en la mesa, las gafas fueron a ver al flexo, este les dijo:
-He visto tu problema, creo que puedo ayudarte.
-¿De verdad?
-¿Ves el enchufe del altavoz? Puedes desenchufarlo o amenazarle con que lo vas a desenchufar.
-Oh, muchas gracias.
-Veras, te voy ayudar porque ese altavoz se cree mejor que todos los demás. El lunes se dio cuenta de que nos estaba molestando con su ruido, así que subió más el volumen. Por eso no nos cae bien.
-Muchas gracias de verdad.
Las gafas fueron a la parte trasera del altavoz.
-Ejem, altavoz, altavoz. -Dijeron las gafas.
-¿Quién eres?-
-Soy las gafas empañadas.
-Ah, tú.
-¿Qué quieres?-
-Quiero que bajes el volumen.
-¿Tú estás sordo o qué?Te dije que no, así que te puedes ir.
-¿Ah sí?, pues puedo desenchufarte.
-Me da igual, sé que es mentira.
-Las gafas y el flexo tiraron y lo desenchufaron.
Ya no se oía música, ahora era todo silencio.
Al entrar el dueño, puso un disco, pero como estaba desenchufado no se escuchaba.
-¿Qué pasa?-
Se dio cuenta de que estaba desenchufado y lo volvió a conectar.
Se puso a escuchar música mientras hacía los deberes.
Las gafas le dijeron:
-¿Te ha gustado?, pues puedo desenchufarte cuando quiera. ¿Cuánto aguantarás así?
-Por favor no me desenchufes más, te lo pido. -Le suplicó.
-Pues entonces baja el volumen.
-De acuerdo hago lo que quieras.
Por fin estaban de acuerdo. Las gafas consiguieron que no las tirasen y el altavoz hacía lo que le pedían. Y desde entonces todo fue muy bien...
Irene - 6º B

JOSÉ dijo...

Un amor imposible.

Érase una vez en una feria grande y extraña, que había una caseta con muchos altavoces . Uno de ellos era el más sensible, él sólo tocaba música clásica, su corazón era blando como la plastilina. Un día vio a una mujer que llevaba unas gafas muy bonitas y de una marca carísima. Serafín, que así se llamaba el altavoz , se enamoró de las gafas. Mientras intentaba dormir pensó un plan para volver a verlas. Serafín decidió escribirle una carta aunque no conociese de nada a las gafas. Dos días después, le llegó una carta que decía:
- Seas quien seas, quiero verte el día 26 de octubre de 2012 en la cafetería Jaén. Y así fue, las gafas llamadas Alba y Serafín allí se encontraron y por raro que parezca se enamoraron . Estuvieron saliendo durante un tiempo y decidieron casarse. Pero, ¿creéis que esta historia se acaba aquí? Pues no, chavales, no, esta historia no acaba tan feliz como las demás. El matrimonio no iba nada bien. Se peleaban constantemente hasta que Serafín decidió suicidarse. Se tiró desde un quinto piso con un paraguas al estilo Mery Poppins. Se abrió la cabeza, un brazo por un lado, las piernas por otro, un desastre. Alba se fue con su madre a vivir, pero el espíritu de su marido le perseguía, la poseyó y mató a su madre y a los vecinos de enfrente. Esta historia acaba con muchos muertos, un suicidio y unas gafas de “Prada” en la cárcel.
José - 6º B

SHEILA dijo...

El anillo malvado

Había una vez dos perezosos que eran muy amigos, desde los 5 años eran amigos.
Un día, jugando a ver quien dormía más, Randal (que era el mayor... bueno, medio año más,rubito,alto y de ojos marrones, un poco testarudo y cabezón), decidió ir a beber agua al ''río Regalitos'' (lo llamaban así
porque como más arriba estaba el ''río Olvídate'' y después una cascada que daba al ''río Regalitos'' y, en el '' río Olvídate'' te deshacías de lo
que no querías pero que tenía valor, y luego llegaba al ''río Regalitos'') pues mientras bebía, se encontró una caja y en la portada de abajo ponía:
-''No es oro todo lo que reluce''
-¿Qué significará eso?
Después fue hacia Robert (Robert era su mejor amigo, eran uña y carne) y le estaba esperando dormido.
-¡Eh, tío, estás durmiendo! -Dijo Randal.
-¿Qué quieres? Soy un perezoso.
-Bueno..., mira lo que he encontrado
-¿Qué es ?¡Una caja! ¡Qué emocionante!
-Pero no la he abierto todavía.
-Pues ¿a qué esperas?
-¡Ya voy!
La abrió y había...un anillo. Se lo puso Randal y todo el mundo empezó a hacer lo que quería pero, pasados unos días, le empezó a molestar y no quiso tener más el anillo y no podía quitárselo y gritó:
-¡Nooooooooooooooooooooo!
Y se despertó..., era un sueño.
-Menos mal, sigo en el juego de a ver quién duerme más
-Ja,ja, he ganado
-dijo Robert.
Y Randal se rió.
Sheila - 6º B

LUIS DAVID dijo...

EL ARMARIO MÁGICO Y EL MICRÓFONO LISTO
Un día, un niño que se llamaba Juan, recibió un paquete enorme. Lo abrió y dentro del paquete había un armario. Juan abrió el armario y dentro de él sólo había un micrófono. Esperó a la tarde para preguntar a su madre si había pedido ese armario. Y ella dijo que no. ¿Quién lo habría comprado?Marta que era su madre dijo:
-Tal vez lo haya comprado tu padre.
Juan dijo:
-Tienes razón.
Y los dos se fueron a dormir. Por la mañana, llegó su padre y él tampoco había comprado el armario. Juan se acordó del micrófono que había dentro y no sabía si cogerlo o no.
Juan era alto, tenía los ojos azules, pelo rubio, nariz aguileña, los pies no muy grandes; era deportista, valiente, muy amable y ayudaba a sus compañeros si alguien tenía algún problema. Su madre Marta era alta, con los ojos azules, pelo castaño, los pies grandes, nariz aguileña, amable, no era muy deportista y era muy lista. Juan decidió que iba a coger el micrófono. Lo cogió y las puertas del armario se cerraron. De repente se oyó una voz que le dijo:
-Juan, sólo podrás salir de aquí si superas la prueba que te voy poner. Dentro de dos minutos estarás en un escenario con público. Tendrás que cantar delante de ellos y cuando termines ellos votarán si has pasado la prueba. Si la superas, podrás escapar, y si no la superas, te quedarás aquí para siempre. Se me ha olvidado una cosa, tendrás que cantar con aquel micrófono. Juan preguntó qué canción iba a cantar.
La voz dijo:
-La que tú quieras.
Apareció el público y Juan comenzó a cantar. La verdad, no lo hacía muy mal. A una parte del público le gustaba y a la otra no le gustaba mucho. Juan terminó ya de cantar. Le tocaba al público decidir. Votaron y... no pasó la prueba. Se iba a quedar dentro de aquel armario para siempre.
Ya no podía hacer nada para evitar aquello. Intentó gritar para que sus padres lo escucharan. Pero no funcionó. Dio golpes a la puerta para poder salir pero todo fue inútil. No había manera de poder salir de allí. Estaba muy enfadado, así que se desahogó tirando el micrófono contra la puerta. Vio un botón en el micrófono que antes no había visto. En el botón ponía: “Ayuda”. Presionó aquel botón y el micrófono dijo: “Juan, desafía al armario a algún reto. Juan retó al armario a una adivinanza. Si la acertaba, Juan se quedaría allí, pero si lo fallaba podría salir de allí. Le dijo la adivinanza: “Cien amigos tengo, todas sobre una tabla, si no la tocas no dicen nada ¿Quién soy? La voz, por más que pensó, no lo consiguió y se rindió. Juan dijo la respuesta: “soy el piano”. El armario abrió sus puertas y Juan salió y el armario despareció. En dos días Juan ya no se acordaba de aquel misterioso armario.
Luis David - 6º B

CRISTINA dijo...

Había una vez un sacacorchos al que le encantaba la literatura, la ciencia, la astronomía y
todo aquello que tuviera relación con el saber.
Pero a él no le gustaba su trabajo, sólo tenia una función: abrir botellas.
A él le gustaría tener otro trabajo, le gustaría ser separa-hojas para poder ver el interior de los libros de aventuras, también novelas y hasta libros escolares de matemáticas, de literatura, de naturaleza, sociales y todo aquello que tuviera relación con el saber. Pero su trabajo era abrir botellas de vino y licores de los más altos precios.
Una noche, cuando era la hora de la cena , lo sacaron para abrir una botella de vino, lo pusieron en frente del ventanal y, de repente, pasó una estrella fugaz y le pidió un deseo.
Me gustaría ser uno de los mas bellos separadores de libros de marfil con adornos en plata.
¿Lo conseguiría?...
Cristina - 6º B

JUAN LUIS dijo...

El micrófono y el armario rockero

Esta historia va a tratar de un armario rockero y su amigo el micrófono.
El armario rockero era fuerte como una piedra y duro como el hierro.
Su amigo el micrófono era todo lo contrario: era muy sensible tierno, y un poquito viejo.
Juntos daban muchos conciertos. Pero un día, al micrófono se le acabaron las fuerzas y ya no podía dar más conciertos. En una ocasión, en su casa, al micrófono se le apareció un guardián micrófono y le dijo:
-Yo seré el que te ayude a ponerte bueno y fuerte.
Y el micrófono respondió:
-¡Gracias! Ya podré dar conciertos con mi amigo.
El micrófono guardián se fue y nuestro protagonista se fue a comentárselo a su amigo. Por la noche fueron a dar un concierto y todo marchó muy bien y todas las cosas muy contentas por ver triunfar al micrófono y al armario rockero. Hasta que un día, el armario rockero se enamoró de una guitarra eléctrica. Esa guitarra era roja y blanca, con una forma de corazón.
Un día, dando un concierto la conoció. Ellos se hicieron muy amigos y quedaban para
ir a comer, a dar paseos etc... Un día, paseando, el armario rockero le dijo:
-¿Quieres ser mi novia?
Y respondió la guitarra eléctrica:
-Pues claro que sí quiero, yo también quería decirte eso pero me daba mucha vergüenza.
Y al final el micrófono, la guitarra eléctrica y el armario rockero formaron un grupo más molón que el que tenían.
Se llamaba: “THE ROCK”.
Juan Luis - 6º B

JOHN CARLOS dijo...

ANILLO Y PEREZOSO
Érase una vez en una ciudad que no la habían descubierto y no estaba contaminada ni por coches, ni por fábricas, etc. Porque no les hacía falta salir de ahí, eran felices donde habitaban.
La ciudad estaba de fiesta, dos personas de las más queridas de ahí se iban a casar.
Les habían montado una fiesta sorpresa (los habitantes a los que se iban a casar). El marido era Alberto, un hombre de pelo castaño ni alta ni bajo; y su mujer, Carla, una chica sonriente de pelo largo y castaño. Ya se casaron y los dos tenían un anillo, pero no era un anillo cualquiera, era un anillo de egipcios antiguo que costaba millones de euros. De luna de miel se dieron un capricho y adoptaron a un perezoso al que llamaron Leo. Al principio era muy tranquilo, pues igualmente que todos los perezosos. Era un bebé que era huérfano, (que no tenía ni padre ni madre), porque unos cazadores mataron a su padre y a su madre y desde ese instante tenía miedo, desprecio y odio eterno hacia los humanos. Al año siguiente, Alberto y Carla iban a celebrar su aniversario. Se fueron a París pero dejaron al perezoso, Leo. Leo todavía seguía con aquel trauma de hace tiempo. En el hotel en el que se iba a alojar, había en el portal una escopeta de juguete, y Leo el perezoso pensó que le iban a atacar, y se puso nervioso y grito:
-¡AGGGHHRRAR, NOOOOOOOOO.........!- Dijo Leo sin saber lo que hacía.
El perezoso atacó al matrimonio y a cada uno le quitó su anillo, y seguía gritando como loco. A la pareja les extrañó mucho porque Leo no se movía mucho y no era agresivo, pero en esta ocasión estaba como asilvestrado, es decir estaba salvaje.
-!!!!!!!Bastaaaaaaaa Leo!!!!!!!- dijo nerviosa y enfadada a la misma vez Carla.
-¡Dame los anillos! ¡Venga!- dijo Alberto enfurecido.
Un veterinario pasó por ahí y dijo que para que se tranquilizara tenían que dejarlo donde nació. Eso les supuso un gran problema porque Alberto y Carla le tenían un gran cariño al perezoso.
-¿No hay otra manera más sencilla?- se dijeron el matrimonio muy preocupado.
-No. Solo eso y vosotros no podréis ir a visitarle.- Explicó el veterinario.
El matrimonio tenía problemas económicos y solo tenían dinero para su estancia en París y para regresar a su ciudad. El veterinario sugirió el “lanzapace” que era una especia de lanzadera grande.
-Esta máquina podrá llevar al perezoso a su jungla y a vosotros a la ciudad- dijo el veterinario muy confiado en su explicación.
El matrimonio se despidió del perezoso y le quitó solo un anillo para que les recordara. Se montaron y fueron a su ciudad, tristes porque no se habían despedido, ya que el viaje duró 0'1 segundos.
Los habitantes hicieron una fiesta en recuerdo de Leo.
John Carlos - 6º A

ADRIÁN dijo...

EL CUENTO DE LAS LETRAS

Érase una vez, en un país de una dimensión paralela y mágica, en donde las letras cobraban vida. Existía una "a" que vivía con su hermana, la letra "s". La casa estaba al lado de un río con aguas refrescantes y cristalinas. La "a" era muy maja y generosa, era humilde y dócil, y como todas las letras, podía hablar. Las letras tenían un poder, y era que si se juntaban y formaban una palabra, se creaba. La "s" era juguetona e impaciente, muy infantil y buena.
En ese país, había una bruja cruel, despiadada y malhumorada que echaba maldiciones a las letras, y a veces, daba un paseo lanzando maleficios a la gente desde su escoba voladora. La "a" y la "s" se fueron a comprar en su coche volador. Pero se toparon con la bruja y, al parecer, hoy se había levantado con el pie izquierdo. La familia sufrió una maldición, y era que iban a levitar toda su vida a no ser de que les trajeran un sofá. Si, un sofá.
Buscaron una "o" y una "f" por toda la ciudad agarrados a un ladrillo para no irse volando, y se toparon con su amiga "o". La "a" explicó la situación y las tres letras partieron en busca de una "f". Fueron a la playa y encontraron a la amiga de la "s" que era un "f". La convencieron para que ella fuera con ellos y entonces, fueron a la guarida de la bruja.
Al tocar el timbre, la bruja salió y se encontró con un sofá precioso frente a ella.
-Genial... ¡Y ahora vosotros cuatro os convertiréis en mis esclavos! ¡Je, je, je!
El maleficio desapareció, aunque la bruja lanzó un hechizo de hielo para congelarlos, pero el cristal del reloj de "a" hizo rebotar el hechizo y se congeló ella misma. No hubo más desgracias.
La "a" y los demás se montaron en su coche volador y fueron anunciando a la ciudad la congelación de la hechicera. Todos lo festejaron con una gran fiesta y cada letra fue a su casa, pensando lo que podía hacer un simple reloj.
Y la ciudad entera fue feliz para siempre.
Adrián, 6º A

CRISTIAN dijo...

El amor bibliotecario
1ª parte : El amor

Érase una vez hace mucho tiempo o..., no creo..., fue el mes pasado. Pero empecemos con la historia.
Érase que se era una vez en un pueblecito de Rusia muy, muy, muy al norte, se encontraba la biblioteca más grande del mundo.
Abarcaba medio pueblo y, aunque fuera pequeño, la biblioteca era descomunal y además también era preciosa; tenía cuadros de Goya, Picasso, Max Ernst...
Y tenía los libros más increíbles del mundo: desde “El Quijote” original a algunos pergaminos de la biblioteca de Alejandría.
Pero esta biblioteca tenía algo especial. Cuando la gente se iba, esta biblioteca cobraba vida: los pergaminos de Alejandría eran señoritas presumidas que iban vestidas como la mismísima Cleopatra, El Quijote era un señor no muy listo pero muy elegante, el Código da Vinci era un filósofo misterioso y allí, al final de la biblioteca, había un librillo del Cascanueces, que lloraba desconsolada porque hacía un mes que no veía a su amor: un sacacorchos que era del presidente de la biblioteca al que le encantaba el vino riojano. El libro era correspondido por el sacacorchos. No se veían desde hacía un mes porque una noche quedaron para verse y sin querer tiraron un jarrón carísimo a la basura en el despacho del presidente y al día siguiente pensó que lo habían robado y puso una alarma que al cierre ponía un candado que no dejaba pasar a nadie, ni a nada, y desde entonces no se veían. Todas las noches trataban de verse, pero nunca lo conseguían. Ni con golpes, ni con empujones, ni tratando de forzar la puerta, ni de ninguna de las maneras que te puedas imaginar. Hasta que un día, como que no quiere la cosa, al Código da Vinci se le ocurrió una idea que parecía brillante pero era la más fácil del mundo o, bueno, para un libro no. La big idea consistía en salir al exterior de la biblioteca a través de los conductos del aire y desde allí ir al exterior y entrar al despacho por la ventana.

2º parte: El plan.
Ella era un libro y fuera llovía como nunca, antes lo había hecho y corría el peligro de empaparse y, del peso que acumularía en las hojas, quedarse bajo el agua y ahogarse. Así que tomaron precauciones y la forraron de pies a cabeza.
Una vez hecho esto, la metieron en el conducto y la dirigieron al exterior (tardaron más tiempo de lo previsto porque no se ubicaba muy bien).
Una vez fuera, tuvo miedo, pero supo encontrar el camino a la ventana, empezó a aporrearla y un cúmulo de vasos, botellas y plásticos fueron a ver qué ocurría y entonces el sacacorchos la besó, pero en ese instante ella se escurrió y cayó al agua. Él se tiró sin pensarlo y logró subirla al despacho. El hermano del sacacorchos, que era médico, la operó de urgencia. Él lloraba sin parar pensando que no la volvería a ver jamás. Cuando el doctor salió del quirófano, fue el primero en levantarse y pedir noticias del estado de su amada.

3ª parte : El reencuentro y final.
El doctor dijo: - Está estable y no ha habido daños en las páginas.
El sacacorchos, sin pensárselo, corrió a la habitación donde ella se encontraba y se abrazaron hasta el amanecer. Así que volvieron a sus lugares porque la biblioteca estaba a punto de abrir, pero esta vez la alarma les prometió abrirles cada noche para que pudieran verse. Así lo hizo, cada noche, a las diez, la alarma les dejaba pasar para que se vieran y estuvieran juntos. Más tarde se fueron a vivir al despacho del presidente pero ella visitaba a diario la otra parte de la biblioteca. Poco después tuvieron descendencia, los llaveros más bonitos del universo, pero nunca desaprovechaban su tiempo juntos porque recordaban aquel mes de soledad que tanto sufrieron.
Cristian - 6º A